La construcción vive tiempos de cambio con los primeros ejemplos de impresión 3D de estructuras, la incipiente robotización de los procesos y la optimización del reciclaje de materiales. Por su parte, la inteligencia artificial interviene en nuestras vidas cada vez en mayor medida, ya sea a través de los asistentes por voz o el reconocimiento de imágenes (entre otras muchas áreas); la industria de la construcción tampoco es inmune a esta tendencia como demuestra el sistema ALICE, un asistente de inteligencia artificial creado por la empresa Alice Technologies, una startup de la Universidad de Stanford (EEUU).
Construir un edificio como un rascacielos exige la intervención de un gran número de trabajadores de diversos perfiles: delineantes, arquitectos, gruistas, albañiles, electricistas, camioneros y conductores de vehículos, y todos deben trabajar de manera eficiente para alcanzar un resultado satisfactorio. Por otro lado, los materiales de construcción son también un área de gran complejidad en términos de proveedores y utilización, ya que la gran cantidad de variables implicadas en su uso generan miles de escenarios distintos a la hora de programar el trabajo; por ello, su optimización puede afectar considerablemente a los costes finales del proyecto. Es aquí donde entra en juego el software ALICE.
Partiendo de un plan de construcción inicial en el que se define el calendario y la envergadura del desarrollo, ALICE utiliza diversos parámetros iniciales del proyecto para calcular millones de escenarios distintos, que exigirían décadas de trabajo a un ser humano. Tras este análisis masivo, el número de opciones se reducen a una docena de alternativas óptimas que se traducen en un modelo 4D. Es decir, un modelo 3D al que se suma el tiempo de ejecución.
El futuro de la IA en la construcción
Un reciente estudio de McKinsey titulado “Inteligencia artificial: la próxima frontera de la construcción”, analizaba la implantación actual de la IA en el sector así como su potencial desarrollo. De acuerdo con su análisis, la aplicación de la IA en la construcción sigue siendo muy pequeña aunque muestra un claro potencial de crecimiento debido a la aparición de startups que apuestan por esta tecnología. Las principales líneas de desarrollo serían las siguientes:
- Optimizadores de calendario como el software ALICE, capaces de analizar millones de alternativas en un tiempo muy reducido.
- Análisis de imágenes y vídeos de las obras con el objetivo de identificar problemas de seguridad y conductas temerarias que resolver por medio de cursos de formación.
- Plataformas de análisis mejoradas para recolectar datos procedentes de sensores, analizarlos y proporcionar soluciones en tiempo real, recortar costes, priorizar el mantenimiento preventivo y evitar períodos de inactividad por cuellos de botella o problemas de desorganización (por ejemplo, retrasos en la llegada de materiales).
McKinsey también comparó la construcción con otras doce industrias como la salud, el turismo, el transporte o la automoción, y llegó a la conclusión de que diez de ellas estaban por delante de la construcción, por lo que todavía existe un gran margen de aplicación. Dicho esto, se espera que el ritmo de implantación de la IA se acelere significativamente en todos estos sectores durante los próximos tres años. Como siempre, el futuro está por construir.